El periodo vacacional es un momento muy esperado por nuestros pequeños. Después de un curso escolar sumidos en la misma rutina diaria (levantarse temprano, ir al colegio, hacer los deberes, cenar, acostarse pronto…), los niños esperan con ilusión las vacaciones de verano.
Debemos entender el gran esfuerzo que han realizado por intentar cumplir las exigencias académicas y las expectativas de sus padres y profesores; el tiempo de verano, para los niños, tiene que ser de relajo y disfrute.
Sin embargo, esto no significa que desaparezcan las normas que han estado presentes a lo largo del resto del año. Muchos padres acuden a consulta en septiembre por el mal comportamiento de sus hijos, que no se adaptan de nuevo a la rutina. Esto se debe a que, durante las vacaciones, los niños apenas tienen límites y sus horarios son más laxos (de comidas, de la hora de acostarse, etc.) mientras que, al reincorporarse al colegio, se produce un cambio drástico en estos hábitos.
Para favorecer la transición del periodo vacacional a la rutina diaria, nosotros, como padres, podemos llevar a cabo una serie de pautas durante este verano:
- Mantener las mismas normas básicas de comportamiento que han estado operando el resto del año: Poner y/o quitar la mesa, hacerse la cama, recoger sus juguetes, etc.
- Mantener, en la medida de lo posible, los mismos horarios de comidas, hora del baño, hora de acostarse, etc. durante todo el verano.
- No permitirles jugar a juegos electrónicos (tablets, consolas, etc.) a demanda. Esta bien que puedan jugar a diario, pero controlar el tiempo que dedican a este tipo de juegos y alternarlos con otros.
- Favorecer los juegos que conlleven interactuar con otros niños. Observar a nuestro hijo en estas circunstancias nos puede dar mucha información de su desenvolvimiento social con los compañeros del colegio. Si observamos escasas habilidades en el inicio, mantenimiento o finalización de la relación social, o en la resolución de conflictos, debemos ofrecerle estrategias adecuadas que pueda llevar a cabo en situaciones similares.
- Fomentar la actividad física en el parque, la playa, paseos en bicicleta, etc. Ayudará a que el niño gaste energía y duerma mejor por las noches.
- Fijar una rutina de trabajo diario, para mantener el hábito y asentar los conocimientos adquiridos durante el curso. Antes hemos comentado el carácter lúdico inherente al periodo vacacional, sin embargo, es conveniente realizar alguna tarea relacionada con la estimulación de las capacidades básicas necesarias para los aprendizajes (atención, memoria, planificación, …) así como refuerzo de los aspectos académicos vistos a lo largo del curso. Este tiempo de trabajo, por norma general, no debe exceder los 30 minutos diarios.
- Dedicar tiempo a fortalecer la relación paterno-filial. Durante el curso escolar estamos inmersos en un ritmo diario que nos impide, muchas veces, dedicar tiempo de calidad a los más pequeños. El verano es un momento propicio para realizar actividades de ocio en familia, y prestar una atención positiva a nuestros hijos.
Esperamos que estas recomendaciones os sean de utilidad este verano y os deseamos unas ¡FELICES VACACIONES! Nos vemos en Septiembre.