¿Qué es el duelo?
El duelo es una reacción emocional en respuesta a la pérdida de un ser querido. Todos reaccionamos con dolor o tristeza cuando perdemos a una persona importante, por lo que esos sentimientos son normales y comunes. Sin embargo, la manera de manifestar nuestro dolor es diferente, y depende de muchos factores personales (nuestro propio carácter) y contextuales (las circunstancias en que se ha producido la pérdida).
¿Cómo viven la pérdida los niños?
Los sentimientos ante la pérdida y su expresión también pueden variar en función del momento del desarrollo en que se encuentre el niño. Los niños en edad preescolar suelen creer que la muerte es temporal y reversible; sin embargo, a partir de los seis años comienzan a tener un pensamiento más adulto sobre su significado e implicaciones.
¿Cómo ayudar al niño a sobrellevar el proceso de duelo ante la muerte de un ser querido?
- Fomentar la conversación con el niño en relación con la muerte del ser querido y con los sentimientos que esto le genera: preguntarle cómo se siente, si está triste, enfadado, etc.
- Intentar que no se sienta juzgado por sentirse así y reconfortarle cualquiera que sea la respuesta que ofrezca.
- Aunque es probable que no necesiten toda la información disponible, es necesario responder a sus preguntas con sinceridad, sin decir mentiras, y seleccionando la información que se ofrece en función de la edad del niño. Utilizar en la conversación un lenguaje adaptado al nivel de comprensión del niño. Dar respuestas sencillas a preguntas sencillas.
- Después de darle la información, asegurarnos de qué es lo que ha entendido, y volver a explicar aquellas cosas que no se adaptan a lo que queríamos transmitirle.
- Si hacen preguntas a las que no podemos responder, asumir con sinceridad que no tenemos la respuesta a dichas cuestiones.
- Que la familia y personas allegadas pasen tiempo con el niño para ayudarle a sentirse más seguro.
- Que los adultos del entorno del menor compartan con él algunos de sus sentimientos para poder facilitar que entienda como normal la expresión emocional y que no tenga la impresión de sentirse diferente.
- Que el niño siga manteniendo los roles propios de su edad, y que no asuma funciones o tareas que no le son propias por la posición que ocupa en la familia.
- Que el colegio tenga información de la situación especial que está viviendo la familia para que puedan prevenir y estar atentos a la aparición de dificultades.
- Seguir manteniendo una rutina diaria, y continuar con las actividades cotidianas.
- Intentar que el niño no se sienta culpable por hacer cosas divertidas o pasárselo bien, normalizando la expresión de emociones positivas.
- Hablar de la muerte utilizando términos que el niño pueda entender, no ligar el concepto de muerte a viajes o sueños y reforzar la idea de que es algo irreversible.
- Si el niño lo demanda, dejarle participar en ritos de despedida (funerales, …), explicándole previamente en qué consistirán y comentando lo sucedido después. Si esto no es posible o no se considera adecuado, se puede organizar una “ceremonia privada de despedida” (encender una velita, etc.)
En resumen, el sentimiento de tristeza frente a la pérdida de un ser querido es común a todos, también a los niños, pero podemos llevar a cabo actuaciones que faciliten su aceptación. Sin embargo, si los sentimientos de malestar que manifiesta el niño (tristeza profunda, negación a largo plazo para admitir la pérdida, evitación de las demostraciones de tristeza, …) se mantienen en el tiempo, o le afectan en su adaptación personal, familiar, social o escolar de manera significativa, conviene acudir a un profesional que le ayude en este proceso para evitar problemas más severos en el futuro.