En Centro ACADIA se han unificado los departamentos de Nutrición y Psicología para llevar a cabo un modelo de intervención basado en el Coaching Nutricional. Este tipo de tratamiento va dirigido a quienes hayan dejado atrás las creencias en dietas milagro; a personas conscientes de que la única manera de conseguir mejorar su alimentación es asumiendo la responsabilidad del cambio, es decir, adoptando el protagonismo del tratamiento. Aquellos individuos que hayan hecho dietas anteriormente sabrán que el éxito depende de cambiar la manera de comer, la conducta alimentaria y de poder mantenerla en el tiempo. Supone un cambio de mentalidad, además de un esfuerzo y motivación, sobre todo al inicio del tratamiento, ya que se trata de incorporar nuevos hábitos y rutinas. Es sumamente importante que la persona se sienta capaz de llevar a cabo los cambios y de integrarlos fácilmente en su vida diaria, así como de identificar y vencer los obstáculos. La verdadera transformación se da al comprender lo que significa estar sano y feliz con uno mismo; y cómo se relacionan los hábitos de vida con los valores, creencias e intereses que tenemos.
Desde el enfoque del Coaching Nutricional se interviene teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
- Empoderamiento del paciente: se involucra al individuo para hacerle responsable del cambio, partiendo de sus valores.
- Intervención centrada en el paciente: dado que él es el experto de su vida, se trata de descubrir los recursos internos con los que cuenta y que le pueden ayudar al cambio deseado. Por otra parte, se le proporcionarán aquéllos que sean necesarios.
- Colaboración terapeuta-paciente: se establece una relación entre iguales y se determinan, conjuntamente, estrategias de cambio de comportamiento asequibles para la persona.
- Autonomía del paciente: se plantea, como forma de aconsejar, un menú de opciones entre las que la persona puede escoger manteniendo, así, su libertad de elección.
- Autoeficacia: hace referencia a la percepción de competencia para llevar a cabo las acciones que conducen al cambio.
- Autocontrol: se reconocen y ensalzan las habilidades que ya posee el paciente para la consecución del objetivo y se enseñan las que sean pertinentes.
- Optimismo: se refuerzan aquellas conductas que conducen al éxito, se desarrollan fortalezas, emociones positivas, talentos e intereses para aumentar la motivación y el sentido de autoeficacia.
El verdadero éxito del Coaching Nutricional reside en su capacidad de actuación en varios niveles:
- Venciendo la resistencia al cambio.
- Favoreciendo la toma de conciencia de los hábitos, conductas, creencias y valores instaurados.
- Planificando acciones para la consecución de objetivos propuestos.
- Resolviendo los obstáculos que puedan surgir durante el proceso.
- Ofreciendo el apoyo emocional necesario durante el mismo.
Los principios básicos del Coaching Nutricional configuran, en sí, una manera determinada de entender la relación con uno mismo y con nuestro entorno:
Toma de conciencia: supone la reflexión sobre lo que funciona y lo que no, para qué se quiere hacer el cambio, de qué manera se relaciona ese cambio con la persona que se quiere ser, cuáles son los puntos fuertes y débiles que configuran la personalidad, etc. Paralelamente, se anticipan posibles obstáculos de modo que el profesional pueda dotar de estrategias de afrontamiento.
Preguntas útiles para conectar con los propósitos y motivaciones para cambiar son: qué cambiar, cómo y para qué hacer un cambio en la alimentación.
Asumir la responsabilidad: implica reconocer que el éxito depende de uno mismo. El individuo asume un rol proactivo en su vida, como único responsable de integrar los cambios deseados en su alimentación Es importante buscar un profesional competente que diseñe un plan de alimentación según las necesidades y preferencias de la persona, y que además sirva de guía para encontrar soluciones encaminadas a eliminar las barreras que impidan alcanzar la meta. Sin embargo, su zona de influencia acaba donde empieza la del paciente. Según Stephen Covey, en la zona de influencia o de control se sitúa todo aquello que está en nuestra mano para poder conseguir algo o resolver aquello que nos preocupa. Más allá de esta zona, se encuentra la zona de preocupación, que encierra todo aquello sobre lo que no tenemos poder, no depende de nosotros, y por lo tanto, angustiarse o preocuparse por ello no sirve de nada. En resumen, es imprescindible modificar los comportamientos, el entorno y también la manera de pensar y sentir hacia la comida. Preguntémonos si estamos dispuesto a ello.
Tener confianza: es necesario recuperar la confianza en uno mismo. Confianza en la capacidad para cambiar la manera de comer y de iniciar una nueva relación con la comida. Por su parte, el profesional también confía plenamente en el potencial del paciente, si bien dotará de estrategias al mismo para que aumente la confianza en su capacidad para lograr el cambio. Para mantener la mente enfocada se han de fijar metas alcanzables que reforzarán la sensación de capacidad, de autoeficacia y un aumento de la motivación.
Orientarse a soluciones: la recaída es inherente al tratamiento y la preocupación una muestra de tu responsabilidad. Renunciar a asumir nuestro propio destino nos conduce a la pasividad y el pesimismo. Se trata, en este punto, de afrontar la posible recaída como una oportunidad de aprendizaje pero no fustigarnos por ello. ¿Qué se puede aprender de ese error? ¿Qué hacer diferente? Se han de identificar los elementos claves e intentar solucionarlos. En todo momento se tiene la oportunidad de elegir.
En definitiva, a través de nuestro Programa de Coaching Nutricional pretendemos ayudarte a definir tu objetivo relacionado con la alimentación, ofreciéndote diversas herramientas para que reflexiones sobre el mismo y encuentres el apoyo emocional que necesitas durante el proceso de cambio y, de paso, tomes conciencia del potencial que tienes para llevarlo a cabo… ¡¡¡NO DUDES EN CONSULTARNOS!!!
Fuente: Giménez, J., Fleta, Y., Coaching nutricional: Haz que tu dieta funcione. Barcelona, 2015.