La llegada de un bebé es un acontecimiento único y muy especial, para los padres principalmente, pero también para el resto de la familia. Si en el hogar ya hay otros niños, un hermanito supone la posibilidad de compartir juegos y experiencias juntos. Sin embargo, en ocasiones los niños se pueden sentir desplazados y pueden surgir celos hacia el nuevo miembro de la familia.
Para evitar la aparición de los celos y fomentar una relación positiva entre los hermanos, los padres podemos llevar a cabo ciertas actuaciones antes y después del nacimiento del bebé:
Consejos para las familias ante la llegada de un nuevo hermano o hermana:
- Hacer partícipe a los hijos de las tareas que conlleva la llegada de su hermano (preparar la cuna y la habitación, adquirir la ropa…). Valorar a los hijos tras la realización de estas tareas, más por la actitud que manifiestan que por el resultado final.
- Resaltar la importancia de tener hermanos y de la felicidad que esto comporta en el juego, en las labores diarias, en la alegría de la casa y de las reuniones familiares…
- Advertir a los familiares que en las visitas que nos realicen eviten expresiones del tipo: «ahora sí que vas a tener que compartir» o «ya sabes, lo tendrás que cuidar porque el niño será muy pequeño y tú ya eres mayor»…
- Por contra, incitarles a que sus expresiones hagan alusión a aspectos positivos referidos al nuevo hermano: «te vas a divertir mucho», «con un hermano vas a poder jugar cuando se haga un poco más grande», etc.
- Debemos evitar la coincidencia de que el niño mayor comience en la guardería justo cuando nace el otro/a hermano/a. Es preferible adelantar o retrasar esta entrada para que no asocie “nace mi hermano = salgo de casa”.
Pautas tras el nacimiento del hermano o la hermana:
- Evitar frases que recriminen sus acciones: «no lo toques», «aléjate, que no me fío de ti», «que se te va a caer»…
- Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: «qué bien lo cuidas», «eres muy responsable», «ven, que lo vas a bañar muy bien».
- Involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene, alimentación etc.
- Buscar espacios para atender de forma preferente a los hermanos en el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior. Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido, que no es consciente del momento.
- Procurar dar afecto a los hijos sin distinción de edad. Solemos prestar excesiva preferencia afectiva al niño pequeño omitiendo de forma bastante brusca e inconsciente la atención a los hermanos mayores.
- Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos.
Si los padres transmiten seguridad y afecto, se evitará la rivalidad entre hermanos y se facilitará la creación de una relación amistosa entre ellos. La cooperación de todos y un clima familiar donde se dan oportunidades para participar fomentará, además, un correcto desarrollo emocional de los niños, reforzando su autoestima.
En caso de que, pese a estas indicaciones, se observen conductas relacionadas con celos (agresividad, rabietas, comportamientos infantilizados, etc.) se recomienda acudir a un profesional que valore el alcance del problema, oriente a los padres y trabaje con el niño en el proceso de aceptación de la nueva situación.