Son frecuentes los casos de padres y madres preocupados porque su hijo no come bien, rechaza la mayoría de la comida, sólo permite determinados alimentos, se entretiene con cualquier cosa, no atiende a la comida… En resumen, la hora de la comida se convierte en un momento angustioso tanto para los padres como para el niño.
En primer lugar, es aconsejable conocer la adquisición normal de las habilidades de alimentación:
Para favorecer comportamientos correctos en las comidas y la adquisición de las habilidades de alimentación en el niño, presentamos algunas recomendaciones propuestas por Begoña Barceló, logopeda especializada en trastornos de alimentación infantil:
Tipo de Alimentación:
- Si la alimentación es con biberón, se debe regular el flujo para que el niño se esfuerce en la succión, elegir una tetina proporcional a la boca del niño, y NUNCA agrandar el orificio. Se recomienda retirar el biberón lo antes posible, ya que favorece movimientos de lengua incompatibles con la masticación.
- Si la alimentación es con cuchara (semilíquidos y purés), la cuchara debe ser pequeña, en proporción a la boca del niño, estrecha, base plana, consistencia rígida, mejor de plástico rígido que de metal y con bordes romos, sin que termine en punta.
- La cuchara debe acercarse desde abajo y contactar con el labio inferior, para que el niño pueda anticipar que se le va a introducir el alimento en la boca. La cantidad de alimento debe ser escasa, y depositarse en la zona media de la lengua . A continuación, el propio niño debe retirar el contenido con sus labios.
- La presión firme con la cuchara sobre la lengua facilita la fase oral de la deglución (la propulsión del alimento hacia la faringe mediante la elevación de la lengua). Esta maniobra también inhibe la tendencia a sacar la lengua al tragar.
Introducción de Alimentos:
- Al introducir una textura nueva, se debe entrenar todos los días en casa, ofreciéndoles tiempo para familiarizarse con el alimento. En caso de dificultad con la comida, no conviene introducir varios cambios a la vez, de manera que se modificarán por separado: utensilios, cantidades, sabores, texturas, posturas…
- Si sólo tolera un alimento, modificar el tamaño de los trozos, la colocación en el plato, el recipiente, la apariencia…
- Para reforzar la propioceptividad, si el niño lo admite, conviene alternar un bocado de puré y otro crujiente.
- No se le deben ofrecer texturas mixtas al niño que se está iniciando en la masticación.(caldo con garbanzos, yogur con trozos de fruta…)
- Favorecer la exploración con las manos, no dándole importancia a que el niño se manche, para trabajar la coordinación óculo-manual.
- Puede ocurrir que el niño no genere la cantidad de saliva suficiente para manejar y preparar adecuadamente el alimento y la comida se le haga “bola”, en cuyo caso es recomendable darle comidas con salsas que faciliten el paso del alimento a la faringe.
- Al introducir un nuevo alimento, no se debe endulzar o salar para que al niño le guste, ya que en ese caso se les acostumbra a una variedad muy limitada de sabores. El alimento posee su propio sabor, dejémosle experimentar.
Hábitos de alimentación:
- Establecer una rutina a la hora de comer, para crear un hábito en el niño, aprendiendo así que las comidas tienen unas horas establecidas.
- No ofrecer nada entre comidas, sólo agua.
- No utilizar la comida como una recompensa, ni como un castigo.
- El niño debe estar sentado, en posición adecuada. No dejar que se pasee, o coma de pie.
- Es importante colocar siempre al niño con el cuello ligeramente inclinado hacia delante, para evitar atragantamientos.
- No utilizar juegos o distracciones (TV) al comer.
- Comenzar con los sólidos. Líquidos después.
- Las raciones deben ser pequeñas.
- Plantearse un tiempo de duración de la comida de 30 minutos.
- Si deja de comer o juguetea, retirarla tras 10-15 minutos.
- Si el niño arroja la comida, finalizar.
- No se debe hacer una comida alternativa en caso de que el niño no quiera comer. Si se salta una comida, no pasa nada.
- Animarlo a comer solo lo antes posible, permitiéndole que lo haga con las manos, hasta que aprenda a manejar los cubiertos, fomentando así su autonomía e implicación.
- Buscar un ambiente tranquilo y neutral: en lugar del castigo ante la conducta inadecuada, reforzar verbalmente las conductas del niño que queremos que se repitan.
- Evitar tensiones y cuidar el lenguaje no verbal.
- Dar modelos familiares adecuados: no expresar desagrado ante la comida, comer despacio, no apremiar al niño o niños de la mesa para que acaben rápido….
- Ofrecer refuerzos positivos (sonrisas, comunicación…).
- Idear situaciones de juego, jugar con “comiditas” de verdad (dar de comer a un muñeco, jugar a las casitas…). Ayudarse de los hermanos u otros niños de la familia que sirvan de modelos a imitar.
- No se debe forzar a comer, obviando los trucos, recompensas o sobornos, así como castigos y enfados.
- Hay que evitar que los niños condicionen la hora de la comida a un momento desagradable y estresante para ellos.
Establecer unos hábitos de alimentación correctos es un proceso que requiere tiempo y paciencia por parte de los padres, no es algo que pueda modificarse de la noche a la mañana. Si bien, la constancia y sistematicidad en la aplicación de estas orientaciones pueden propiciar una mejora en la alimentación de los niños. Os animamos a ponerlas en marcha.